“No lo conseguiré”, “voy a suspender”, “no me acuerdo de nada”, “nunca me sacaré los estudios”. Son algunos de los mantras que más repiten los alumnos cuando se acerca la época de exámenes. Nervios, estrés y ansiedad que en dos de cada diez estudiantes puede desembocar en fracaso escolar.
Esa ansiedad puede acabar afectando a otras situaciones cotidianas en que el adolescente y más tarde el adulto crea que está siendo evaluado, desde una presentación en clase hasta una entrevista de trabajo o la defensa de un proyecto. Cuando esta emoción se prolonga mucho en el tiempo, puede llevar a una autoestima reducida y socavar la motivación para estudiar y acudir a la escuela, o la universidad, en el caso de los más jóvenes, y para desarrollar un puesto de trabajo o presentarse a oposiciones en los adultos.
Es bastante normal estar un poco nervioso y estresado antes de un examen. Es algo que le ocurre a todo el mundo. Y cierta dosis de ansiedad anticipatoria, de hecho, puede ayudar a ponerse manos a la obra y a mantener un rendimiento alto durante el examen. Pero en algunas personas esa ansiedad es sumamente intensa. Se ponen tan nerviosas antes de hacer el examen que su nerviosismo interfiere en su concentración y su rendimiento.
La ansiedad ante los exámenes es un tipo de ansiedad de ejecución -lo que puede experimentar una persona en una situación donde importa mucho el rendimiento o la correcta ejecución de una tarea o existe una gran presión por hacer las cosas bien. Por ejemplo, una persona puede experimentar ansiedad de ejecución cuando va a salir al escenario en una obra de teatro, cantar un solo en un escenario, prepararse para tirar a la canasta o hacer una entrevista importante.
Como en cualquier otra situación donde una persona puede experimentar ansiedad de ejecución, en un examen, la ansiedad puede hacer que sienta que se le hace un nudo en la garganta, o tenga molestias gastrointestinales o un dolor de cabeza tensional. A algunas personas les tiemblan y/o les sudan las manos y el corazón les late más deprisa de lo habitual mientras esperan a que les repartan el examen. Un estudiante con una ansiedad ante los exámenes muy intensa hasta puede tener diarrea o ganas de vomitar.
Las personas que tienden a preocuparse mucho por las cosas o que son muy perfeccionistas tienen más probabilidades de tener problemas de ansiedad. A este tipo de personas a veces les cuesta mucho aceptar los errores que podrían cometer o sacar menos de un 10. De este modo, incluso sin pretenderlo, pueden estar presionándose demasiado a sí mismos. En este tipo de situaciones es fácil que aparezca la ansiedad ante los exámenes.
Para el buen desarrollo académico y personal de este tipo de personas es recomendable recibir la ayuda de un profesional que le ayude a superar dicha ansiedad y bloqueos.
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