Como actuar con personas con complejo de víctima
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Como actuar con personas con complejo de víctima

Desde el área de crecimiento personal de nuestra clínica de psicólogos en Cartagena os traemos un artículo acerca de como actuar con personas con complejo de víctima.

Todos conocemos a una persona con complejo de víctima. Se trata de esa persona que sufre más que nadie y se lamenta continuamente por sus sacrificios, pero niega cualquier ayuda que le permita aligerar su carga e incluso parece buscar nuevas obligaciones gravosas que le permitan preservar su rol de mártir.

Puede tratarse de una pareja, un padre o una madre, un compañero de trabajo, un amigo o un familiar. Sea quien sea, la persona con complejo de víctima se asegurará de que sepas cuánto está sacrificando por ti y por todos los que le rodean. Se asegurará de que todos la compadezcan y se sientan en deuda. Obviamente, mantener una relación con quien sufre el complejo de mártir no es precisamente coser y cantar.

La dinámica detrás del complejo de víctima

En las relaciones con las personas con complejo de víctima se suele establecer una dinámica malsana que reafirma el rol del mártir. Normalmente la persona que quiere ocupar el papel de víctima va apropiándose de diferentes tareas que te relegan al plano de espectador. Asume cada vez más obligaciones y presume de saber lo que necesitas mientras te empuja a asumir un rol pasivo en tu propia vida.

Al inicio esta persona suele mostrarse muy atenta y llena de buenas intenciones, por lo que es difícil no caer en sus redes, sobre todo cuando estás agotado o has pasado por un periodo particularmente difícil. En esos casos, es normal que necesites apoyo, de manera que terminarás “rindiéndote” y cediendo espacio.

Sin embargo, cuanto intentes retomar las riendas de tu vida o desees aligerarle la carga, la persona con complejo de víctima te hará a un lado porque en realidad no desea tu ayuda. Al restarle obligaciones, le restas poder a su rol de mártir. Atacas la identidad que ha construido alrededor de ese papel. Por eso estas personas se aferran a todas las cosas de las que se lamentan.

De hecho, muy pronto sus sacrificios comenzarán a pesar en la relación. La persona con complejo de víctima comenzará a sufrir en voz alta, lamentándose de todas sus obligaciones y sacando a relucir su completa y total abnegación. En práctica, te sujeta con una doble atadura psicológica: se lamenta por sus sacrificios y te culpa por ellos, pero no te permite ayudarle o recompensarle.

Al aferrarse a su narrativa de sufrimiento, el mártir se niega a dejar entrar el amor o la ayuda externa, de manera que es muy difícil salir del guion que ha creado. Esa persona se ha encerrado en su papel de víctima sacrificada y te condena a desepeñar el papel del victimario.

 

No desatiendas la señal de aviso de tu intuición

La intuición suele dar la primera señal de alarma cuando se instaura una relación de tipo victimista. Es probable que la ayuda “desinteresada” que te ofrece esa persona no te haga sentir bien. Esa ayuda aparentemente desinteresada no te hace sentir a gusto, protegido y cuidado, sino que tiene el olor del resentimiento.

Por tanto, la ayuda no provoca sentimientos de gratitud y calidez, sino que genera una desagradable sensación de culpa. De hecho, la ayuda que proviene de un mártir suele experimentarse como una carga, un castigo o un regalo indeseado.

En este punto, es probable que dediques una gran cantidad de energía a preguntarte por qué esa generosidad genera sentimientos tan desagradables y por qué no te sientes más agradecido. A menudo la respuesta consiste en culparte por esas emociones.

En realidad, lo que ocurre es que esa persona no quiere ayudar, pero como cree que está condenada a una vida de sacrificio y sufrimiento, no ve otra alternativa y brinda su ayuda de mala gana. Lo que tu intuición percibe es que esa ayuda no proviene del amor, el desinterés, la amabilidad o la autenticidad, sino que estás recibiendo algo forzado que te obliga a contraer una deuda relacional de por vida.

La intuición te avisa de que muy pronto te verás atrapado en la narrativa del mártir, asumiendo un rol muy injusto con el que probablemente no te sientes cómodo pues no es que no quieras ayudar, sino que no te dejan ayudar. Por esa razón, la relación con un mártir puede llegar a ser muy frustrante, confusa e incluso decepcionante.

¿Cómo salir del guion victimista?

Más temprano que tarde, la persona con complejo de víctima reclamará atención sobre sus sacrificios. Esa persona construirá una narrativa en la que desempeña el rol del mártir, que lo da todo por los demás, pero nadie la comprende ni la aprecia. Y, por supuesto, nadie puede ayudarla.

El problema es que la mayoría de estas personas no han aprendido a relacionarse de otra manera. Creen que solo pueden conseguir atención si se sacrifican por los demás. El martirio es su caballo de batalla y la manera de sentirse valiosos ante los ojos de los demás. Han dedicado años a construir su identidad entorno a ese rol, por lo que muchas veces prefieren sufrir que abandonar su papel de mártir.

Eso significa que puede llegar a ser muy difícil moverlas de ese guion preestablecido. Por eso, en una relación con un mártir, generalmente no queda otra opción que poner las cartas sobre la mesa, descubriendo la dinámica de victimización que se ha establecido. Puede ser útil seguir un guion básico:

  1. Reconocimiento. Reconocer el esfuerzo de la persona contribuirá a que baje sus defensas y se muestre más receptiva a tu mensaje. Puedes decir: “reconozco todo lo que has hecho por mí y te lo agradezco profundamente”.
  2. Problema/Solución. Es importante que dejes claro el problema, cómo te hace sentir esa situación, pero sin culparle. También puedes proponer una posible solución con la que estás dispuesto a comprometerte para que la relación funcione mejor. “Cuando te ofrezco mi ayuda, siento que la rechazas. Eso me confunde y me hace sentir mal porque no quiero que cargues solo con ese peso. Tampoco creo que sea justo, ni para ti ni para mí. Por eso te propongo que a partir de ahora te encargues solo de X mientras yo me encargaré de Y”.
  3. Validación. La persona con complejo de víctima necesita comprender que su valía o el amor no están condicionados a su entrega indiscriminada. Por eso, es importante brindarle validación emocional: “quiero que sepas que no es necesario que sigas haciendo eso por mí, yo te seguiré apreciando/amando/queriendo de la misma manera”.

En cualquier caso, no esperes ver un cambio milagroso de la noche a la mañana. A fin de cuentas, compartir las responsabilidades y obligaciones implica un gran cambio en la manera de ver y afrontar la vida para la persona con complejo de víctima. Ten en cuenta que la frase preferida de esta persona podría ser: «sufro, luego existo».

En práctica, le estás pidiendo que cambie el núcleo central de su identidad y su “misión” en la vida. Que se aleje de aquello que cree que le hace valiosa. Por tanto, dejar ir la narrativa del mártir requerirá paciencia, hasta que esa persona comprenda que no tiene que sufrir y sacrificarse continuamente por los demás.

 

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