Las estrategias de las personas que no asumen responsabilidades
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Las estrategias de las personas que no asumen responsabilidades

Desde nuestro departamento de crecimiento personal en Cartagena queremos hablaros acerca de las estrategias de las personas que no asumen responsabilidades.

Responsabilidad. Dícese de la capacidad para responder por nuestros actos y comprometernos con nuestras obligaciones. Dícese también de una capacidad poco común en nuestros días, en una sociedad que reclama derechos, pero se escamotea de sus deberes.

Ajenos a las obligaciones, alimentando la presunción narcisista de que podemos recibir sin dar nada a cambio, no es extraño encontrar a personas que se han convertido en auténticos especialistas en evadir responsabilidades.

El principal problema, sin embargo, es que esas personas suelen proyectar sus responsabilidades sobre los demás y esperan que sean los otros quienes carguen con sus obligaciones y respondan por sus errores.

Si nos encontramos con una persona que no asume sus responsabilidades en nuestra vida, es probable que terminemos cargando con un fardo muy pesado lleno de nuestras obligaciones y las suyas.

Las 7 estrategias más utilizadas

1. Proyectar

La proyección es un mecanismo de defensa a través del cual la persona atribuye a los demás sus sentimientos, deseos y motivaciones. Esa persona no reconoce sus emociones como propias y las proyectará sobre nosotros, culpándonos cuando se sienta frustrada, agobiada, enojada o triste.

Si esa persona se enfada, por ejemplo, para no reconocer su ira nos la atribuirá a nosotros e incluso es probable que nos acuse de no ser razonables, cuando en realidad ocurre justo lo contrario. Para evadir sus responsabilidades emocionales, vierte esos estados afectivos en quienes le rodean.

2. Intimidar

En este caso, la persona recurre a insultos, humillaciones y desprecios para evadir su responsabilidad. Esa intimidación suele ser verbal, a través de insultos, pero también puede tratarse de burlas con el objetivo de menospreciar al otro.

Básicamente, la intimidación es una herramienta de poder. De hecho, esa persona sabe que si logra intimidarnos, no le reclamaremos sus responsabilidades. Por tanto, intenta ganar una posición superior en la que nos sintamos obligados a asumir sus obligaciones o dejarlo estar.

3. Atacar

El ataque como estrategia para evadir responsabilidades no se produce en el plano físico sino psicológico. La persona es consciente de que ha cometido un error, pero antes de que le reclamen responsabilidades, decide atacarnos.

Lo más habitual es que el ataque comience por algo insignificante, una situación intrascendente, pero la persona la aprovecha y exagera hasta el punto de desviar la atención sobre lo que realmente está sucediendo. Es como si alimentara un fuego pequeño para desvirtuar la atención de un incendio enorme que se está produciendo en otra parte.

4. Culpar

Una de las estrategias más habituales de las personas que evaden sus responsabilidades consiste en culparnos por cualquier error cometido. Para exculparse, esas personas no dudarán en manipular y distorsionar los hechos a su antojo.

En este caso, esas personas pretenden que paguemos sus platos rotos. No solo no reconocen su responsabilidad, sino que pretenden obligarnos a cargar con ella e incluso es probable que asuman el papel de víctimas.

5. Evitar

La evitación es una estrategia a la que muchas personas recurren para evadir sus responsabilidades. En este caso, la persona no luchará ni se enfadará, simplemente intentará escapar de la situación cuando intentemos que afronte sus obligaciones.

A veces la evitación se produce en el plano físico: la persona abandona a su familia o el puesto de trabajo, pero otras veces se esconde tras la indiferencia y el trato de silencio. En esos casos, la persona está presente, pero evita hablar del tema, generalmente manteniéndose en silencio.

6. Negar

La negación puede llegar a ser una de las tácticas de las personas que evaden sus responsabilidades más frustrantes. En este caso, la persona simplemente negará todo. Si se ha comprometido, lo negará. Si se ha quivocado, también lo negará.

Su estrategia consiste en minarnos a golpe de tozudez. La persona no está dispuesta a reconocer su responsabilidad ni siquiera ante las evidencias. Drenará nuestros recursos, energía y tiempo negando su papel en la historia, hasta el punto que lleguemos a cuestionarnos si realmente pasó y nos preguntaremos si no nos habremos equivocado.

7. Desgastar

Esta táctica para evadir responsabilidades consiste en tomar un pequeño detalle y argumentarlo hasta el infinito. La persona en realidad no acepta discutir sobre el problema o las consecuencias de sus actos, sino que desvirtúa nuestra atención sobre un punto intrascendente.

De esta manera logra que la conversación se vaya por las ramas y caiga en bucle. Así terminará agotándonos, frustrándonos y molestándonos, hasta que le demos la razón o renunciemos por completo a que asuma sus responsabilidades.

¿Qué podemos hacer ante las personas que no asumen responsabilidades?

No podemos obligar a nadie a asumir responsabilidades. Solo podemos dialogar para intentar que comprenda que todos tenemos obligaciones y que una buena convivencia depende de que cada quien sea lo suficientemente maduro como para asumir las consecuencias de sus acciones, enmiende sus errores y se haga cargo de sus responsabilidades.

Por desgracia, la persuasión no siempre da los frutos deseados. Por tanto, a veces la única solución es conocer a las personas y rebajar nuestras expectativas. Si sabemos que alguien evade sistemáticamente sus obligaciones y responsabilidades, será mejor que no contemos con esa persona para asuntos serios.

 

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