Todo lo que debes saber acerca de la responsabilidad afectiva
Publicado en AdiccionesAdolescenciaAdultezBlogCrecimiento personalFamiliaNiñezParejaTercera edad

Todo lo que debes saber acerca de la responsabilidad afectiva

Desde nuestra clínica de psicólogos en Cartagena queremos ofreceros información acerca de todo lo que debes saber acerca de la responsabilidad afectiva.

La responsabilidad afectiva consiste en hacernos cargo de forma individual de nuestros sentimientos, necesidades y deseos, así como también poder comunicarlo a las personas con las que nos relacionamos. Además también consiste en poder atender y escuchar de qué manera afectan nuestros sentimientos y acciones a las demás personas. La parte más importante de la responsabilidad afectiva es la que tiene que ver con nosotros mismos. Hacernos cargo de nuestros sentimientos significa primero darnos cuenta de qué es lo que estamos sintiendo, segundo poder ponerle nombre a lo que sentimos y tercero ver que necesitamos hacer para gestionar ese sentimiento. Esto dicho así, parece algo sencillo pero la realidad es que no nos han enseñado a ello y en consulta cada día me encuentro con que las personas se sienten muy perdidas en darse cuenta de lo que sienten.

Aunque no nos hayan educado en ello, no es imposible poder aprenderlo. Requiere de un trabajo personal el cual consiste en centrarnos en nosotros mismos, escucharnos y ver que nos sucede en diferentes situaciones.

Responsabilidad afectiva: Cómo usarla y cultivarla

La responsabilidad afectiva quizás suena como algo que tiene mucho peso, pero la realidad es que si la trabajas te ayuda a la relación con los demás y contigo misma. A continuación os vamos dar unas guías que cremos que pueden ayudarte a saber por dónde empezar. No obstante esto no deja de ser algo teórico e introductorio que deberás trabajar y poner en práctica en tu día a día.

1. Darnos cuenta de lo que sentimos

Este es el primer paso para poder cultivar nuestra responsabilidad afectiva. Si no sabemos identificar qué sentimos, se hace imposible poder transmitirlo, poder hacernos cargo de esto y poder pedir a la otra persona lo que necesitamos. Además de todo ello, que es algo más individual, sino nos damos cuenta de lo que sentimos, tampoco podemos identificar lo que le pueda pasar a la otra persona, y por lo tanto no vamos a estar disponibles emocionalmente para ella. La responsabilidad afectiva es con nosotros mismos así como con la persona o personas con las que nos relacionamos.

2. Sostener nuestras emociones

Este término de “sostener” es bastante importante en el proceso para cultivar la responsabilidad afectiva. Con ello nos referimos a que además de darnos cuenta de lo que sentimos, el siguiente paso es hacernos cargo de aquello que hemos identificado. Hacerse cargo no es más que responsabilizarse de lo que uno siente y ver que necesita hacer con ello.

Por ejemplo, nos enfadamos con nuestra pareja, lo primero es saber que lo que sentimos es rabia y después ver que necesitamos hacer para que esa rabia se pase. Aquí hay varias salidas, puede que ser que lo que uno elija sea hablar con la pareja, puede que otro elija desahogarse gritando o golpeando algún objeto y otra persona puede decidir salir a dar un paseo o tomarse un tiempo a solas para ver que le está pasando. Todo ello es sostener lo que estás sintiendo en ese momento.

3. Aprender a comunicarnos con las demás

Hemos comenzado por darnos cuenta, después por hacer algo con ello, y ahora toca poder hablar y explicar a las personas con las que nos relacionamos. La comunicación es muy importante ya que permitimos que las otras personas sepan lo que nos está pasando, hacerles entender dónde estamos y poder pedirles lo que necesitemos. De esta manera, la otra persona puede decidir que quiere hacer con respecto a nosotros y así poder entablar una relación.

Si no somos capaces de comunicarnos, lo que ocurre es que la otra persona no se entera de lo que nos pasa, pero nosotros experimentamos cambios conductuales debido a lo que sentimos, por lo que el otro ve que nos pasa algo. Esto genera mucha confusión y generalmente malentendidos, en los que el otro se ha hecho una idea de lo que nos puede pasar, y se relaciona con nosotros en base a ese imaginario.

4. Meditar

La meditación es una herramienta muy útil para ayudarnos a identificar lo que estamos sintiendo.  Con ello, vais a ir entrenando estar en el presente y no tanto en el futuro como solemos hacer. De esta forma, nos permite poder ver que nos está sucediendo, que necesitamos y poder pedirlo a quién necesitemos.

Entrenar en meditación también nos permite estar en paz con nosotros mismos, lo que nos lleva a estar más tranquilos y poder estar más presente en la relación con los demás.

5. Usar nuestra creatividad

Muchas veces estamos tan absortos y centrados en el problema que nos olvidamos de los recursos personales que tenemos. Con creatividad nos queremos referir a que busquéis formas que os sirvan para identificar sentimientos, para pedir ayuda a las personas que os rodean y para poder comunicaros y entender a las otras personas.

Solemos tener más recursos de los que pensamos, solo necesitamos parar para poder darnos cuenta de los mismos y llevarlos a la práctica. Para cultivar nuestra responsabilidad afectiva nosotras mismas somos el mejor recurso que tenemos.

6. Empatizar con las demás personas

No puede haber responsabilidad afectiva si no somos capaces de tener en cuenta los sentimientos de los demás. Esto es básico, realmente la empatía está como base de todo lo que tiene ver con lo emocional. Como seres sociales que somos, necesitamos de la relación y por ello no podemos dejar de tener en cuenta al otro, de otra manera nos quedaremos solas.

Por ello la responsabilidad afectiva, no tiene que ver solo con uno mismo, sino también con poder entender y tener en cuenta lo que sienten las personas con las que nos relacionamos.

7. Escuchar

Esta capacidad está unida a la empatía, yo no puedo tener en cuenta los sentimientos de los otros si no escucho lo que me están expresando. Generalmente solemos confundir escuchar con oír y no se parecen en nada. Escuchar de una forma activa y útil, significa estar atenta de lo que la otra persona nos está diciendo, no tratar de poner nuestra experiencia por delante sino “simplemente” quedarnos con lo que nos está contando y lo que percibimos.

8. Dejar el orgullo a un lado

El orgullo es algo inevitable que todas las personas en algún momento sentimos, es nuestro ego más profundo. El punto importante, es poder darnos cuenta de cuando estamos actuando desde ese ego para intentar dejarlo a un lado y estar presentes con nosotras mismas y con el otro.

Yo no puedo escuchar de forma activa si no dejo de lado mis cosas, mi ego, mi experiencia…para únicamente estar en lo que la otra persona me está contando. Si nos movemos desde el orgullo, lo único que conseguimos es hacernos daño a nosotras mismas y a los demás.

9. Liberarnos de juicios

Generalmente nuestro ego se agarra a aquellas ideas rígidas, que hemos ido aprendiendo a lo largo de nuestra vida y que a veces dirigen nuestra conducta. Liberarnos de juicios, significa poder abrir la mente, dejar espacio para poder aprender otras cosas, permitirnos escuchar para después ver si las queremos o no.

Cuando no estamos en el juicio, nos abrimos a las otras personas y a nosotras mismas con curiosidad y dejándonos llevar por ver que sentimientos nos afloran. Esto es importante para poder cultivar y usar la responsabilidad afectiva, ya que si nos liberamos de los juicios, podemos ver con más claridad que sentimos y nos permite también entender, escuchar y acoger a los demás.

Conclusiones sobre la responsabilidad efectiva

La responsabilidad afectiva es una herramienta básica para las relaciones humanas sanas. Cuando se habla ahora de inteligencia emocional en los colegios y guarderías para nosotros es esto, la responsabilidad afectiva nos permite ser conscientes de lo que nos sucede, responsabilizarnos de ello y comunicárselo a los demás, haciéndonos cargo también de lo que la otra persona puede estar sintiendo.

Se basa en poder relacionarnos de una forma más sana, sin reproches, sin orgullo, sin juicio…Obviamente esto no es algo que se consiga de un día para otro, o que podamos hacerlo siempre, pero si nos centramos en nosotros mismos, si somos capaces de aprender a hacernos cargo de lo que sentimos y lo transmitimos, escuchando lo que el otro quiere o siente, entonces nuestras relaciones se convertirán en algo liviano, amoroso y sincero. Seremos más compresivos con nosotros mismos y con los demás, podremos manejar de forma más sencilla aquellas emociones que no nos hagan sentirnos tan bien y sobretodo nos podremos apoyar de forma más sana en las personas que nos rodean.

Psicólogos Cartagena

Psicólogos adultos  Cartagena

Crecimiento personal  Cartagena

Contacta con nosotros

Escribe lo que quieres encontrar y presiona Intro

Shopping Cart